
Ella era de contextura pequeña, pero podía hacerse notar por donde quiera que anduviese... Cualquiera sabía que estaba presente si se le ocurría decir algo en medio de un barullo... y sonreía... porque no podían ignorar su pequeña presencia. La gente pensaba que sería por un tiempo, hasta que dejara de ser "la nueva". Pero pasaron los años y así seguía siendo. Sus ojos brillantes y oscuros procuraban verlo todo...
Él en cambio era el de perfil bajo... con la nariz siempre húmeda... las mejillas algo rosadas por el frío... y las manos inquietas, siempre aferradas a una bolsa de juguetes, pequeña, y siempre en su mano. Si él sonreía tenías que devolverle el gesto de inmediato, porque era imposible no hacerlo... sus labios se estiraban y ya no podías ver sus ojos en gesto alegre...
Ese día ella y él, me pidieron un favor, quizás ir hasta allá... hasta allá puede ser un sólo lugar. El sitio que nunca visitas. El que ves por la ventana y no conoces. El que quieres conocer y nadie te lleva... Y así empezaron las preguntas. ¿Cuándo? ¿Cómo? ¿Dónde?...
Nunca sabes cuándo... ni cómo... ni dónde... estarás enseñándole a un niño a ser un buen niño... por eso actúa siempre, como si estuviéras educándole, que el no dejará de aprender de tí nunca.
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