martes, 29 de abril de 2008

Buenas noches... buenas noches... ¡Buenas noches!

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Giraban a toda velocidad... quién sabe a dónde iban...
La loma se erguía a toda velocidad...
quién sabe a dónde llegaba...
La vuelta incómoda. Incómoda noche fría.
El cielo azul marino. El parque verde noche... los árboles sombras chinescas... los niños ausentes. Los grandes de regreso del trabajo.
Las luces encendidas... los ojos bien abiertos. El cansancio a flor de piel. El alma llena.
Algunas palabras... murmullo. Traduciendo en gestos porque el agotamiento cerraba la boca.
Y así, el secreto: Pesadilla de ideas. La vuelta.

Esperanza de un nuevo día... desilución de una nueva tarde relegada al pasado.
Algo dulce... siempre corona las noches estrelladas... y pocos sabrán en qué termina... deja de girar. Todo deja de girar. Y allí se acaba. Hora de partida, hora de llegada.

Saludo tirado al aire... como un leve aleteo de palomas... se retiran al sueño... queriendo que no sea el sueño del descanso... sino el sueño de la esperanza y el deseo que no cesa.
El césped se queda quieto luego de flamear un rato. La tierra ya se halla dormida... y un lucero se enciende más fuerte, porque a partir de ese momento será recuerdo... será historia... pero pretenderá seguirlo siendo, de algún modo quiere más historia; luego de una nueva noche y un nuevo amanecer.

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