jueves, 3 de abril de 2008

Experiencia

Como siempre un mar de miradas. Y un ir y venir a las corridas para estar listos a tiempo. ¿Listos? Hace rato que estamos listos... mucho más listos que otros tantos...
Te miré. Te saludé con un gesto con la mano. Saludaste como siempre saludás... todas las mañanas... todos los días... casi todo el mes...
Ella me miró con esa mirada resignada y agradecida. La de todas las mañanas. La de cuando tengo que marchar y quiere que me quede a compartir la mesa.
Le acomodé la tira del bolso y le dije que tenía que vaciarlo, estaba muy cargado. Me miró con inocencia y dijo no puedo. Le dí una palmadita en el hombro y llegaron tres más. Todos decían mi nombre. Todos lo gritaban, parecían en poco tiempo haberse apropiado de él, y pensar que al principio ni sabían quién era.
Entre tantos perdí la noción de la hora. Arreglé la ropa de otros dos. Até el cabello a la que siempre me abraza. Besé en la mejilla a la que siempre llora por la misma razón. Miré lo que me mostraba el que siempre anda inventando cosas.
Calzé los zapatos de la que sabía ponérselos... y até los cordones de la que sabía atarlos sola. Acomodamos la ropa con la que siempre a guarda arrugada. Levantamos la mesa con la que siempre se queda sentada. Y allí estaba... mirándome desde el rincón; me hizo seña con la mano: "vení". Me acerqué. Se me colgó en un abrazo y tuve que quedarme un rato así. Así descansaba de un trabajo que jamás agota a nadie... y que todos saben hacer.
Es fácil aprender de nuevo lo que ya nos enseñaron... es simple hacer cosas que no demandan más esfuerzo que las ganas... y ahí seguís. Me saludás con un gesto y me voy con mucho dentro de mí. Me llevo un día entero en el alma. Y cuando me vaya a dormir recordaré esos gritos, esas risas, esos llamados... y recordaré sobre todo cómo me llamo... porque en mucho tiempo no habían dicho mi nombre tantas veces.
Pareció un día... y fueron sólo unas horas... allí el tiempo corre al ritmo que tiene que correr. Ni más rápido ni más lento. No se escurre sin ser aprovechado al máximo. No vuela. No pasa como un tren por nuestro lado... nos lleva en él. Por eso al volver... me alegro de que así sea, porque sé que en mi mundo todo correrá rápido para llevarme de vuelta allí. Queda algo flotando en mi pensamiento... ¿puede mi tiempo ser igual adentro y afuera? Eso quisiera.

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