lunes, 29 de diciembre de 2008
No sé, qué pensás
lunes, 1 de diciembre de 2008
Cuénteme...
lunes, 10 de noviembre de 2008
Boceto de posibilidad

La calle. Sola. Solos los autos, las bicicletas... hojas amarillas, anaranjadas y rojas, todas pintando las veredas. Nadie.
La esquina, la puerta, esa, justo esa...
Sales, buscas una revista que te han dejado en la entrada. Miras a uno y otro lado, y no te puedo ver bien, y no me puedes ver bien. Me río. Bajo la vista y continúo dibujando. Entras.
Imagino que trabajarás todo el día, hasta que caiga el sol. Y yo dibujaré todo el día, hasta que suba la luna, porque es tranquilo el sitio, porque es lindo el parque.
Entonces, una hora más tarde, sales otra vez. Con un tapado azul. Con una gorra, la bufanda tirada hacia atrás. Y tu pelo baila cuando vas caminando apurado. Y yo, un poco más abrigada, junto mis papeles, mis pinturas, mi paleta, mis pinceles... los guardo en ese carrito que inventaste que es tan práctico. Sonrío, miro el sendero regado de hojas y pienso en cómo saludarte. Es posible, si te saludo de un modo particular, que recuerdes que te saludé así muchos años atrás. Llevo el pelo diferente, la sonrisa diferente, la profesión que tengo es distinta, pero te miro y pienso. Te detienes y sacas unos guantes de los bolsillos del azulado abrigo, te los pones. Soplas entre tus manos, ahora abrigadas también. Estás esperándome. Me sonrío y cruzo la calle.
- Hola, ¿qué tal?
- ¿Muy bien? ¿Usted?
- Estupenda...
- ¿Caminamos?
Asiento...
- mjm...
Caminamos dos cuadras, cruzamos varias calles con restos de sol. Ya casi al llegar al extremo de la ciudad, te detienes. Sacas una cámara de fotos de esos bolsillos donde parece caber todo.
Me hablas y cualquiera pensaría que recién nos conocemos.
- Sacamos una foto ¿de acuerdo?
- De acuerdo... - y me río.
Es mejor así, fingir, porque lo hace más divertido, y eres más ocurrente. Pero me empujas y cualquiera notaría que nos conocemos de hace años. Es mejor así... porque esa tarde se pasa y volvemos a conocernos cada día.
Dibujo de día en aquel banco rostros infantiles... rostros viejos... rostros... y otras cosas también.
Vos en la casa hacés cálculos, planos y proyectos para cuando puedas dejar de sumar y restar...
Y al final del día, dejo mis cosas en el pórtico y salimos a estrenar esa vieja costumbre que tenemos, de salir a caminar sin horario... Compramos algo por ahí y cenamos. Charlamos de lo que éramos y de lo que vamos a ser.
Volvemos, abrís la puerta, entro mis cuadros... Te asomas, mirás el cielo, cerrás la puerta y nos vamos a dormir.
Y así es siempre. Yo pinto, vos calculás... Yo imagino vos construís. Yo sueño y vos esperás.
Cruzo la calle...
-¿Buenas tardes señor?
-¿Cómo le va?
y nos vamos a caminar...
viernes, 24 de octubre de 2008
Puentes

La vereda estaba desolada. En frente la fábrica de mermeladas abandonada. Paredones inmensos se alzaban en contraluz. Aerosoles y pinceles habían coloreado los revoques rasgados. Y al costado un pequeño puente de barandas verdes ayudaba a remontar el agua. Un pequeño arroyo rodeaba una especie de "isla". Allá estaba la casa. Allá todo comenzaba cada vez que uno cruzaba la puerta. Al pasar el puente inmensas casas anticuadas y hechizantes, desvestían sus galerías al sol del ocaso.
Miró el reloj, ya era hora. Podría pasarse horas allí, pero probablemente lo que esperaba era inconcebible, y no debían espera más. Cuando estaba por levantarse escuchó el sonido del viaje que lo traía casi a tiempo.
-¿Vamos? - Preguntó.
Ella asintió con un movimiento de cabeza, le temblaba el mentón... pero en silencio cruzaron el puente. Sabían que podía pasar mucho tiempo hasta la próxima vez... y por eso era difícil.
Entraron, como siempre, girando el picaporte y haciendo fuerza. Pero la fuerza que tomaron fue más que la que habían tomado todos esos meses dejados atrás. Ella entró cautelosa, mientras buscaba en el bolso el delantal. Él acomodó sus cosas y buscó lo necesario. Tenían que dar la noticia. Aunque todo era cotidiano, aunque las farolas alumbraban el salón con la energía amarilla de siempre, aunque la cena estaba servida, ambos sabían que después de esa noche la historia cambiaba.
Tenían un cierto temor, pero después de decirlo, todo sería más sencillo.
Él le tomó la mano y la llevó con las señoras. Se alejaron por un pasillo. Gritos de alegría lo recibieron. Al rato un llanto silencioso comenzó a escucharse. Pero una voz entrecortada denotaba alegría. Rieron. Callaron. Él dijo que sí y la tomó a ella en brazos haciéndola girar junto a su cuerpo. Las señoras sonrieron. Una secó sus lágrimas y la invitó a hacer las últimas tareas. La otra pidió permiso y fue a lavar los platos. Él se dió la vuelta y caminó para empezar a hacer lo que sabía hacer y jamás olvidaría, tomó una bolsa y les guiñó un ojo a las tres.
Se quedaron a comer. El horno estaba prendido desde temprano porque era día de reunión. Después de la cena, alzaron sus cosas, besaron mejillas, dieron abrazos, y al cerrar la puerta... ella lloró. Entonces él la abrazó, y le pidió que estuviera tranquila, porque cruzarían mil puentes más hacia miles de casas diferentes, pero un día volverían, a la hora de la cena y la comida estaría servida... y ambos sabían perfectamente cómo volver a formar parte del lugar.
Enderezaron sus cuerpos y caminaron bajo la luz de la luna. La tarde había sido larga, la sobremesa mucho más. La luz del callejón era ténue. Se miraron, se entendieron sin hablar siquiera, como siempre. Y una música se escuchó lejana... Allá iban... ella con la sonrisa mojada y el alma llena de algo que no sabía explicar. Él con una sensación extraña... pero seguro de que todo saldría perfecto. Seguro de que siempre sabrían cómo seguir.
miércoles, 22 de octubre de 2008
Boceto para encontrar minutos perdidos...

Ellos le dieron el trabajo, pero le aclararon que debería esperar... sólo unos minutos para darse cuenta de que no era lo que buscaba.
Se sentó, se puso de pie... volvió a sentarse. Seguirá esperando. Toda la vida si es necesario.
Sólo tendrá que cruzarse de brazos, tocar de vez en cuando en la ventana del frente para pedir pan y agua.
Pero... nació para esperar...
Pobre... nadie le dijo que la espera en la quietud... es igual que nada. Los que saben esperar... no dejan de hacer cosas.
domingo, 19 de octubre de 2008
Lo mismo
Junto a vos dos libros y algo que parece tu apunte de carrera. Quieres encender un cigarrillo pero al sacar la caja del bolsillo miras dentro y no queda ni uno.
Tu cuerpo se relaja, estiras las piernas y la cabeza hacia atrás... elevas los brazos y te acomodas en el banco como si fueras a quedarte toda la tarde mirando el cielo.
Te miro y me río. Porque no estoy ahí. Pero estoy segura que vas a pensar en aquellas veces que pensamos que se podía discutir. En aquellas veces que el boceto que esbocé apenas... te gusto apenas.
Y vas a mirar el kiosko allá cercano a la esquina, y vas a dudar en levantarte e ir... pero recordarás que yo decía que era malo. Y no fumarás esa tarde, en la plaza, de verde césped... preferirás quedarte mirando un rato más el cielo.
Quizás te preguntes... eso que me pregunto cada vez que hago lo mismo que haces ahora... Si un día será la misma plaza, el mismo banco, nosotros mismos y el mismo césped... que aunque no estuviera tan verde, será lindo sentarse a mirar el cielo.... igual... y si no está bueno el tiempo, que llueva... que nieve... pero miremos el cielo igual...
5 de la mañana
Te miré fijo. Fue algo casual... generalmente escapaba a todas aquellas conversaciones.
Un tiempo después esa canción... que resuena cada vez que la escucho, pero dentro.... en un sitio que nadie puede notar... casi espiritualmente me recorren las notas de la melodía... y la llegar a mi cuello el escalofrío es irremediable...
¿Qué piensas? ¿Podrás inventar una nueva canción?...
¿Tú? ¿Quién?...
Quisiera encender un disco en mucho tiempo y saber que allí sonará la adecuada... y que el recuerdo sólo apresará un pentagrama que perderá sentido...
Mírame... ¿Puede ser ahora? ¡Vamos a acabar con eso!.
martes, 14 de octubre de 2008
No sé cómo se sigue...
Ya la escribieron.
Ya no está en blanco, pero no sabes qué dice la que sigue, solamente sabés que sigue...
Escribe un poco... pero deja espacio, aunque sea al pie, para que puedan agregarse unas palabras... si la escribes toda... seguramente... algo quede mal dicho... y sino escribes nada, probablemente nadie siga hablando luego...
Si ya diste vueltas y más vueltas a la tinta que quedó allí para el recuerdo... simplemente piensa en esas manos... que con todos los colores de la vida ya dijeron algo... Piensa en esas risas... tal vez haya algo oculto en esos ojos de plaza, en esas caminatas de verano...
Y no pienses tanto, que las "Cosas de la Vida" sólo Dios sabe por qué... la intuición es el único elemento. Intuye pero no huyas... huye pero no tanto... camina pero detente si es necesario, y si te miro, no apartes la mirada antes de averiguar que hay aquí...
Probablemente no hayas querido ver... que ya sabemos qué sigue, qué dice... Ya no está en blanco...
Sin embargo preferimos dejar que los días sigan escribiendo, porque si apuras al tiempo, él mismo se te quita. Y... puedess imaginar, ¿qué más?... porque yo... no sé cómo se sigue. Yo no sé cómo se escribe lo que en renglones torcidos derecho resulta al fin.
lunes, 13 de octubre de 2008
Obturador de experiencia...
Pero para ser el modo en que se articulan todas esas cosas que hacen a la escena...
Para ser pintor... dibujante, escultor... músico y poeta... equilibrista, y actor de bambalinas...
Para ser un grande, para ser un niño, para ser un viejo y encontrar respuesta a todo....
Para ser después solución.
Para ser respuesta... para estar listos.
Y dicen que qué hacemos los que hacemos ésto... y eso hacemos... simplemente estar detrás de cámara.
En cámara los actores, en cámara la vida, en cámara el paisaje... lo que quiero del paisaje... lo que quiero de ese personaje... Y aquí, una mano que accione ese mecanismo, que tragará de a poco cada detalle... que absorverá cuestiones, siempre intraducibles.
Mírame... sólo esta vez, ¿si?... oye director... mira y dime ¡Whisky!... Déjate atrapar sólo una vez... y quizás así descubras cuál es el secreto.
A tí que tu nombre aveces tiene 8 letras... y otras solo 6
Cruzaré todo este lago de murmullos,
y mojándome apenas, correré por las orillas para abrazar la luna cada noche.
Te cantaré canciones para la hora de dormir,
te contaré las cosas que hice ayer,
te hablaré de mañana...
Jugaremos a jugar más rato,
contaremos estrellas,
cepillarás tus dientes,
y lavarás tu cara.
Sonriendo negarás que tienes sueño...
Te miraré y tu dulce carita contará los cuentos,
para cuando caigas rendido a tu almohada...
Igual tendremos que acostumbrarnos a olvidar...
que cada día empezará distinto
y que si no tengo tu mano en mi mano
llevo tu vida en el alma...
No habrás espacio para otras cosas...
pero para tu recuerdo siempre habrá lugar...
Oye niño, escucha bien...
Así te quiero, fuerte y decidido...
pero tierno y dulce... dulce niño.
sábado, 11 de octubre de 2008
Y sí... ¡Tanto!
Sí, la verdad... cuánto! que esperaba pasar de nuevo por ese banco y encontrar a la mujer de las palomas de Mary Poppins...
Hace cuántos días que vengo escuchando el mismo tema... la misma canción, y no me canso, porque es la que aprendo a interpretar cada vez q la vuelvo a escuchar...
¡Cuánto hace! ¿Cuánto voy a seguir esperando para que los jacarandás lleven sus flores de paseo al verme pasar?
Quizás no tanto... posiblemente no hiciera falta que esperara... pero yo lo quería hacer, y ahora cuando corto por el caminito del arroyo, los aromas se me mezclan en la garganta... perfume a flores de diciembre... olor a Navidad a fin de año... y es que esta vez no vienes. No estarás en la misma ciudad a la misma hora... pero podrás brindar al mismo tiempo, en punto para elevar la copa y saludarnos... con el viento llegará ese ruido a carcajada de año nuevo...
Y te espero.... mientras sigo bailando el mismo tema... y contando tejas baldosas por donde quiera que voy...
Y allá... lejano en el principio de mi viaje diario... el césped verde, radiante, se burla de que ya pasé... y no ví con detenimiento, que al fondo del paisaje que habito... hay una pequeña señal que me habla todo el tiempo...
Mírala... allí quietita... la espera de todas las personas, el punto justo donde todo el mundo debe sentarse y no hacer nada... pero el mismo secreto, la misma mirada... cada vez que pasa otro viaje por mi lado a pesar de que lo emprendí hace tiempo: Y ese día, mi vestido color lavanda y los zapatos grises explicaban, q evidentemente no tenía tiempo para decidir... y tomando la misma ropa de las últimas dos salidas, me delinée los ojos y partí... eran tiempos en que no volaba en dos ruedas cada mañana... eran tiempos en que mi cabeza no estaba llena de palabras... que dicen todo el tiempo... ¡vamos que podemos!.
sábado, 4 de octubre de 2008
Entre paraguas...
jueves, 11 de septiembre de 2008
Boceto de conversación a la hora de dormir...
Quería estar ahí
y atenderte y decirte que pases...
Quería prepararte el café
como todas las tardes...
quería que me contaras todo:
¿cómo te fué?
¿qué vas a hacer ahora?...
Quería sentarme durante horas a la mesa
y mirar por la ventana...
no haría falta que habláramos
de muchas cosas porque da igual...
lo mismo nos entendemos...
Yo quería estar dibujando palmeras,
y pintando caminos...
quería estar...
Yo quería esperar
que los rayos del sol saludaran el piso...
y por detrás de la loma de enfrente avistar
los últimos pájaros yéndose a dormir...
Que caiga el cielo color noche,
que empiecen a susurrar los grillos...
que se adormilen los caballos...
y en el sutil aroma de esa noche...
decirte el secreto...
Quizás mentí en aquellas cartas...
sólo un poco.
Pero esperando que llegue un día...
porque no quería decirte cuánto extrañaba
tus caras chistosas...
y tus palabras justas...
Pero ahora las estrellas anuncian
será en otro momento...
Y si es... como yo quiero que sea...
Miraré el reloj...
y las risas van a escucharse de lejos...
delatando lo bien que lo pasamos juntos...
hablando de ese trabajo loco que tenemos...
ese de arrumar ángeles caídos...
ese trabajo que nadie entiende...
pero eso es porque nadie sabe
que para distinguir a un ángel
hay que conocerlo...
Mirarles los pies descalzos...
y el cabello eterno.
Y por todos esos ángeles
que levantamos en el camino,
yo sé que un día, estoy segura,
ellos van a traerte.
Y sí te digo,
que ahí...
si vuelves una vez...
no vas a irte nuevamente...
Si ellos quieren dormir tranquilos...
Por los niños que todavía no saben escribir...
Dicen que el filósofo no deja de sorprenderse, que tiene espíritu de niño... Que tiene la inocencia que intenta descubrir el mundo cada día...
Y yo sigo preguntándome... ¿Por qué buscan por todos lados cómo comprender el universo? ¿por qué mejor no averiguan cuál es el secreto de la vida? Pero un secreto mucho más complejo... el de las relaciones humanas. Porqué no descubren la respuesta a las guerras... a los niños sin padres, a la gente sin casa... Por qué no me dan una solución para todas las barrigas hambrientas... si pudieran encontrar un arreglo para que los hielos no se sigan derritiendo... los mares enfadando, los vientos destruyendo... Quizás... no te has preguntado hombre tan sabio, tan sólo quizás... no te detuviste a pensar, que lo que buscas está mucho más acá. Está en tu casa, (si es que tienes casa), cuando vuelves, está en las almohadas de sus cuartos cuando llegas tarde y los ojos cerrados de tus hijos te reclaman atención. Está en las mesas de la cena, cuando tu lugar está vacío. Está en el camino hacia el colegio, cuando ellos van a actuar para una fecha y en la multitud buscan tu cara... Ahí está...
Y si no tienes hijos, búscalos en los callejones empedrados... llenos de frío y miedo. Antes de ponerte a hacer experimentos, ¿por qué no experimentas los misterios de la vida? ¿Por qué no me ayudas a entenderte? Quisiera poder aceptarles todas sus justificaciones, para inventar máquinas que averiguen datos... Qué tipo de dato es más importante que ese dato que hace rato dejamos para después... un dato tan evidente... ¿Qué le falta al mundo si no es el amor?
Fabríquenlo amigos de guardapolvo blanco... justifiquen su angelical uniforme, parecen médicos pero no tratan con nosotros... y yo vuelvo a preguntarles... y no se sientan atacados, es sólo desilusión no enojo lo que tengo... pero... ¿Cómo vamos a fabricar la manera de ser más humanos? Si me consiguen siquiera vestigios de la fórmula, juro que no voy a molestarme en molestarlos la próxima vez que quieran adivinar de una vez por todas ¿De qué estamos hechos?... pero muchos ya sabemos de qué... de algo que no se puede "atrapar"... y por eso los hombres corren... se van... y no se quedan... Dejemos de escapar y empecemos a encontrarnos. Empecemos a QUEDARNOS... Dejemos de buscar otro planeta para cuando este acabe... Por que parece que fuera una camiseta que se puso vieja y están por comprar una nueva... ¿No es mucho más "económico" cuidar lo que tenemos y empezar a restaurar los cimientos? Creo que estamos equivocándonos... no estamos mereciendo el planeta vivo que nos dieron en alquiler... nos creímos muy dueños y dejamos de barrerlo y de regarlo... Científicos, estudiosos, médicos, doctores, maestros, ingenieros, arquitectos, abogados... y todos los demás... busquen la forma de hacer una escalera, tan alta tan alta... que todos puedan mirar a sus anchas y elevar un poco el pensamiento, para que el sentimiento sea construir. Para que mañana camines por las calles y no tires ese papel... para que hoy cuando bebas el agua no la bebas toda...
Porque te digo en serio...tú crées que ellos quieren saber cómo aparecimos en este sitio... mas... olvidé discúlpame, olvidé que no te importa qué quieran saber ellos... sólo te recuerdo que esos pies pequeños son los futuros dueños del mundo... ellos me lo dicen siempre, me miran con ojos de reproche y me preguntan... ¿por qué?... ¿Por qué todo eso...? Si ellos... si ellos quieren dormir tranquilos...
martes, 9 de septiembre de 2008
Película...
Vas a extrañar todo ésto...
Podemos extrañar el ruido de la puerta al abrirse... la forma en que suena el piso cuando saltamos en la galería... la manera en que el viento agita los pastos del terreno solitario... la forma en que el sol entra cada mañana... por cada ventana abierta o cerrada...
El olor al jugo exprimido... y las cáscaras de naranja en la mesada...
Puedes extrañar la mediana estatura de tu hermano... y la pequeña del visitante que juega a las escondidas en tu patio.
Puedes extrañar el eco de los ladridos de los perros de la cuadra... la forma en que surca el césped tu bicicleta... el olor a lluvia... el viento seco en tus cabellos... el color del cielo en las tardes de octubre... las tardes de noviembre... los amaneceres de julio...
El olor de la cena a las 9 de la noche... y el flan de mamá con el caramelo a punto...
La respiración de los niños durmiendo, la luz ténue de madrugada cuando llegas de una salida que terminó al día siguiente de tan linda...
La mañana en que cumples 16...
El viaje en colectivo allá lejos. La llegada, el regreso.
Tu perra jugando en el jardín con esa pelota... y la manera en que tuerce el cogote y te mira paciente... o levanta la pata, o parece que ríe...
Las luces de la ciudad cuando vas a esas fiestas de fin de año... y la cara de papá cuando te cuenta el regalo sorpresa. La manera en que eliges los regalos sin que nadie sepa.
Vas a extrañar todo ésto... por eso... míralos con cariño, a cada espacio, cada lugar dónde estés por más de un minuto... porque tu casa... tus cosas... nada va a seguirte... Y en el recuerdo siempre se guardan esas sensaciones, que de chico uno tiene a cada rato... de que las cosas son eternas...
El perfume de esas flores de la abuela... el balconcito está regado, y es primavera... y no hay tantas primaveras como ésta.
Las hojas desparramadas en el escritorio... los lápices... la goma de borrar gastada... la cortina que flamea...
El ruido del motor del auto... el viaje a Brasil... el amanecer en la ruta... los colores azulados de la mañana... y las miradas radiantes de todos.
El bolso armado junto a la cama... y las pantuflas listas para el desayuno. El ropero acomodado, la cama revuelta... los ojos pintados... la campera nueva... las botas lustradas... los aros... sus sonrisas... las del resto. La vuelta... la llegada... la mirada de esa amiga... la voz callada justo a tiempo.
El abrazo... el silencio... el piso encerado, la pared recién pintada... y esa boca torcida en un dolor que es risa... sabes que todo pasa... y mucho queda por hacer...
Yo sé.Vas a extrañar todo ésto...
viernes, 5 de septiembre de 2008
Suponiendo que mereces que te cuente (Boceto de suposición)
Entonces, yo arriba, vos abajo, nos hubiéramos enterado de las cosas de la vida...
¿Podés alcanzarme una fruta? Me dirías... y yo con total tranquilidad treparía un poco más y te daría una roja manzana... pero no dirías gracias, ni por favor... simplemente me la pedirías...
Entonces, yo con otra manzana, muy alta, vos con la fruta, hubiéramos callado para comer.
Y llegaría la tarde, y no habríamos entablado conversación, porque una en las ramas, el otro en el piso, jamás podríamos saber qué sienten las miradas cuando las palabras corren sin verse la cara.
Entonces, yo bajaría... y sería como fue. Cara a cara te conté. Te dije todo lo que yo quería hacer.
Te conté del viaje, te conté del trabajo, te conté de la maleta que acababa de comprar... y no creíste que yo pudiera hacer un viaje así... porque no sabes que soy de las que invitan a charlar sobre los árboles, mucho menos vas a pensar que soy de las que vuelan al otro lado del mundo...
Por todo eso, decidí que fuera así. Para tí increíble, para mí posible... ¿querés que subamos al árbol y parezca imposible el viaje...? o ¿querés preparar la ropa y acompañarme?. Yo puedo conseguir que probés de las cosas más ricas... mi amigo es mercader, y el me ha invitado. Sé que no podés dejar el trabajo, pero él puede conseguir uno bien rentado para vos. Si querés podemos conocer juntos aquel sitio y volver seguramente cambiados...
Pero si no sos capaz de subir al árbol conmigo... o no sos capaz de creer que yo pueda volar... probablemente te quedes sentado. Ahí mirando; cómo me tomo el avión... y llevo en mi mano una manzana... tan roja como la que hubieras pedido que te alcance... y una maleta tan llena como la que te conté que compré... y mis pies casi vuelan... como te dije que podían. Y el árbol está ahí para darte sombra, cada vez que recuerdes que dejaste marchar, una mujer con una roja manzana... con una enorme maleta... cargada de cosas que vas a anhelar. Pero no lo sabes... porque estoy suponiendo... ya tomé ese avión, ya no te avisé... porque ya sé que el que pide a una mujer que robe una manzana y no le pide por favor... no merece que le avisen que está dejando huir una ilusión.
PD: Y por si tienes que acotar que a los manzanos no se puede trepar... el árbol que yo supuse... era un enorme árbol de manzanas.
Música country...
sábado, 30 de agosto de 2008
Boceto de balanceo...
Sólo hamacas... como la testaruda diversión de un niño que no deja que le quiten espacio... se cuelan en nuestros tiempos, dando lugar a las cosas pequeñas de la vida... ¿Notaste? Las hamacas paraguayas son sólo telas... hasta que alguien se estira sobre ellas y comienza el balanceo de la vida....
miércoles, 13 de agosto de 2008
Así... sino ¿cómo?

martes, 12 de agosto de 2008
Piedras y Secretos...
Ayer se llenó de niños... y todos creyeron que todo sería siempre igual. Pero sabía que no. Ya no era igual. Ya no era como antes. De todos modos la piedra calla y guarda sus secretos. Los guarda para después... sin embargo la cámara le roba algunas palabras... porque un patio vacío no puede callar la soledad cuando lo miran.
El sol pintó de dorados rasgos ese piso inmenso... esas líneas curvas donde juegan los deditos de los más chiquitos... los "chiquititos"... y casi casi los deja dibujar una rayuela, para convencerse de que tocar el cielo no es tan increíble como dicen los grandes.
Yo los miro, cada tanto me siento con mi cámara ahí y sueño con recopilar instantes... quizás en las noches sean consuelo, y un mediodía les secretee a las piedras la verdad. Quizás tenga un día que sacar mi plato al sol, y en un verano eterno contarte que el patio se llenó de gritos... que almorzaremos de allí en adelante siempre afuera... aunque haya que entrar cada tanto para no faltar el respeto a la mesa de familia.
Y así se van del patio esas sombras lánguidas... y quedan sólo los vestigios de las risas... la de la bajita cuando jugó a saltar la cuerda... y la del más pequeño cuando lo alzaron para treparlo al borde y darle un tazón de leche... y así se van las sombras cada vez que miro el patio lleno y lo veo vacío...
domingo, 10 de agosto de 2008
Crepúsculo...Noche...Amanecer
Yo lo miro y sin que abra su boca, sus ojos me dicen todo. Sé que está esperando que entres por aquella puerta, está esperando correr gritando de alegría... está esperando volverse loco de cosquillas... está esperando que tomes su pequeño cuerpo y le enseñes a trepar a la ventana... para mirar el subibaja que está allí... ese alto y robusto trepador... ése de madera...
Está esperando lo mismo que yo... vientos de cambio. Aires de cambio... miradas de confianza en la gente que le calza los zapatos y le dice, "Vamos niño... ¡anda!".
Está buscando la manera de sumergirse en ese portarretratos y hacerte saber lo que él y yo solamente sabemos: que las almas solitarias... dejan de serlo cuando conocen algo distinto. Y si eras algo distinto a ese pequeño que juega todos los días al país de Nunca Jamás... si eres sólo un poquito diferente... entenderás que pronto va a trepar esa alta pared y va a gritarte con su mano en alto: ¿Qué haces allí sentado? ¿No ves que vender el periódico no es cosa que tengas que hacer? Tú tienes que venir a darme la noticia... no dársela al resto... darme esa noticia... Esa noticia que estamos esperando hace rato... Esas dos palabras mágicas: Aquí estoy. Pero tu estructurada cabeza piensa que eso es descabellado... Entonces nos quedamos ahí. Esperando. Él y yo. Él con sus cabellos revueltos sobre mi regazo... jugueteando con sus manitos en mis cordones... yo, con la mirada perdida en la entrada... que hace rato que se hace llamar salida.
Y allí vienes, dices que no sabes hasta cuando... pero vienes, con él... sí como siempre, a las 12y30. Puntual. Y pensar que creíamos que teníamos que guardar tu plato un tiempo más. Él corre... sí, salta... salta junto a tí. ¡Suéltale la mano a aquél otro!, él ya entiende... que esas otras piernas que no dejan de festejar, están esperando hace rato que las subas a tus hombros. Y así, bien alto, desde lo más alto que conoce, ha podido gritar: ¡Ya llegó!.
miércoles, 25 de junio de 2008
¡Alto!, ¡qué disparo...!

Como intento cada día cuando los miro
Como intentas cada día cuando vas…
Vamos a tratar de hacer más fácil el momento
Vamos a tratar de dar tregua al dolor…
¿Quién dice que quieres? ¿Quién dice que puedes?
¿Quién dice qué puedes?
Nací con una ilusión prendida al pecho,
Crecí con un sueño sujeto a mi sombrero…
Llevé los puños siempre arremangados
Corrí con las piernas listas para el vuelo…
Pero llegué a un punto en que a los veinte…
Me dijeron: ¡Alto!.
Y lo dijeron crudo… fuerte: ¡Alto!
¿Quién puede detener los pies descalzos?
¿Quién puede contra toda la ilusión del niño?
¿Quién puede descreer al que se aferra?
Sólo eso. Un: ¡Alto!
Un ¡Alto! y me bajaron.
Dicen los abuelos a sus nietos que no caigan,
Piden los padres a los hijos que no yerren…
Pero sé que no siempre el vagabundo se ha perdido
A veces es alguien que sigue buscando
A veces los niños juegan a los grandes…
Y es cuando el mundo se pierde de lo mejor
Porque “bajar” al cielo de los chicos es subir
Y dejar que los chicos crezcan es volver…
¿Quién dice que es simple?
Yo creo que no.
Porque si te dicen basta, te caes…
Porque si te cortan el aire, te asfixias…
Alguien nos está llamando…
Los avances nos detienen….
Para oír el llamado de la vida
El mundo debe hacer silencio
Vamos a intentarlo aunque sea algo utópico..
Como intento cada día cuando los miro
Como intentas cada día cuando vas…
Vamos a tratar de hacer más fácil el momento
Vamos a tratar de dar tregua al dolor…
¿Quién dice que quieres? ¿Quién dice que puedes?
¿Quién dice qué puedes?
Ahora la que diga Alto seré yo…
Con un Alto bajan a disparos a los locos soñadores
Pero jamás detienen al verdugo que mata la experiencia
Nunca duerme el que se apasiona…
Jamás se apasiona el que duerme…
miércoles, 4 de junio de 2008
Entrada número 23
Si te lo hubieras callado todo sería distinto. Si hubieses tenido en cuenta el momento, la forma, el maldito protocolo... hubiera podido descansar.
23...
Las veces que abrí los ojos sin poder dormir. Los contactos conectados con los que jamás hablo. Veintitrés. Un gran número, y a su vez muy pequeño.
¿Qué dice la gente de los números? ¿Quién cree en ellos? YO no. Sólo me sirvo de ellos para dar horarios, para arreglar compras, para armar bocetos... bocetos llenos de pegotes de plasticola... con un collage de palabras que dicen mucho y no dicen nada... entrada número 23. ¿Entrada a qué? ¿Qué compré estos últimos días?... Aveces... no se sabe por qué un millar de palabras no son comprensibles, yo lo sé. Por que no se está en la cabeza del escritor que las inventa... incluso, no las inventa... simplemente las usa. HOy puse muchas, pero no dije nada... quizás sólo esté intentando guardar las que dicen mucho... para cuando precise recordar.
viernes, 30 de mayo de 2008
Esa sensación embriagante que da ese paisaje que buscamos en todas partes.
¿Sabes cómo funciona? Es encontrar en cualquier parte del mundo un sitio como este.. Es encontrar tú lugar en el mundo... ese lugar está al lado de alguien, o de varias personas. Está... esperando. Hay varias puertas para entrar... Creo que desde chica me sentaba a ver los altos carolinos en la casa de mi abuela. Desde la galería de la casa se veía esta fila interminable de hermosos y antiguos árboles. Verlos alcanzaba para sentirme bien. Encontré en otro lugar una hilera igual de árboles... sino son los árboles... sino es el cielo del día dónde me senté a mirarlos... ¿Qué es lo que busco cuando siento esa tranquilidad? Probablemente sea algo que descubra con el pasar del tiempo, cuando sepa que hay muchas hileras de árboles en el mundo, esperando para ser refugio. Una hoja de cinco puntas, hay por todos lados... como las estrellas que adornan el cielo.
miércoles, 28 de mayo de 2008
Boceto de discusión
Si tuviera que pedirte explicaciones sobre lo que has hecho, no podría hacerlo, porque nunca me debiste una explicación.
Si tuviera que pedirte favores, no debería intentarlo, porque todo me lo has dado.
Si quisiera saber algo... no te lo preguntaría... porque probablemente no querría escucharlo.
Y volveríamos a lo mismo de siempre... ese momento andante, esa sonrisa estirada.... esos ojos contentos... esa charla que no termina... y allí... la duda.
Ese interrogante... ¿de dónde vino? ¿Hasta cuándo estará allí? Y para colmo nos llevamos bien...
Entiéndeme... ¿Qué hago con un millar de palabras que no puedo decir? Las guardaré en una carta, dentro de un sobre, quizás hasta la selle... pero no la enviaré a ningún lado, porque lamentablemente me cuentas todo.
martes, 20 de mayo de 2008
A ellos que llegan y se van
... pero no regresan como si no hubiesen venido
Hace rato que espero que pasen las horas... y me pregunto si realmente quiero dejarlas pasar... Pero ya pasaron los días necesarios y sigo en la misma de ayer.
Fué - como siempre - a alimentar las palomas a la plaza... caminó como siempre junto a las siete ventanas de la cuadra azul. Bailó como todos los jueves bordeando la fuente de agua... y la llevó consigo de la mano... su pequeña mano entre sus manos. Ella saltaba y corría jugando a ganarle una carrera que jamás entablarían. La otra volaba en sus brazos, como el avión que te hacen cuando tienes cinco años... y aquél no dejó de llorar sabiendo que era el día que empezaría a esperar. Y yo lo acurruqué junto a mí y le dije: "Pequeño, ven que jugaremos juntos a esperar".
El ritmo de la casa no cesó, es un vals que nunca acaba... la casa es una casa llena de manos laboriosas, de sonrisas claras.
Me senté quinientas veces sobre el banco. Charlé cientos de cosas con las que allí se sentaban. Como siempre, esperaba que aparezca en aquella entrada ese aplomo incomparable.... pero no llegabas.
Pasaron las horas cada vez más lentas y las cuatro puertas de la galería estaban recogiendo el aire que sobraba en el jardín... las ollas tarareaban un canto metálico en las piletas de lavar... los pies saltaban inquietos mientras los cabellos se iban peinando en trenzas y colitas... cuando tu sonrisa asomó por aquella bendita entrada. Nadie te hizo ver que ya era hora... todo continuó como si nada... todo continuó porque eras parte del baile... todo continuó como siempre, porque nunca se había detenido nada como ayer cuando dijiste que partías.
Y ahora estábamos completos... con sólo una duda en el estómago... esa duda que persiste cuando acabas por querer al que trabaja por la vida...Ignoramos ese nudo en la garganta... recorrimos muchas veces más la plaza... y ellas bailaron esa danza juguetona... y aquellos recogieron los libritos del patio... y todos juntos caminaron para no alejarse...
Algo dentro nos decía que había que ir con cuidado... y por qué no... convencerte de a poquito... y de a poquito pedirte que te quedes... no te vayas.
Ojalá no se acabara ese llegar campante con el niño de tu mano. Ojalá no acabe la manera en que te ríes... ojalá no acabe ese pedir un plato para alimentar al más bajito... ni eso de sentar en tu regazo al que está más solo, sólo para hacerlo dormir...
Ojalá sigan siendo ustedes esos médicos alados, que llegan a curar la soledad... lo que no saben curar es la nostalgia que dejan sus lugares vacíos... una ausencia difícil de llenar.
Ojalá... quiere decir ... SI DIOS QUIERE... porque parece que quiso que estuvieran, y sabe que estarán.
miércoles, 30 de abril de 2008
¿Es posible?
todos visten ropas de noche... zapatos de noche... peinados y perfumados salen a la luz nocturna.
Yo me quedo. Me quedo mirando por esta ventana cómo la gente corre a perseguir las horas que se escurren desde que comienza la cena hasta que termina la salida y se convierte en entrada...
La película termina... afuera... silencio. Adentro nada.
Duermen las hojas de los árboles que mañana al despertar... rondarán los altos troncos hasta terminar la danza aterrizando.
Duermen los perros en las casas... galerías con pisos encerados se quedan espectantes a esperar al sol que asome.
Y todo calma para esperar que el día termine de trasnformarse en noche... y la noche se transforme en día.
Allí... del otro lado ya amaneció. Ya desayunaron. Ya continuaron extrañando a los que están de este lado. Ya volaron al trabajo...
Aquí todos emprenden el viaje del sueño profundo para mañana comenzar a usar las horas que vienen estrenadas de oriente.
Imagino que bebo mi café con leche. Imagino que preparo mi tostada... y que estoy allí, de aquel lado. Imagino que parto para un trabajo ficticio... imagino que los trenes me llevan a través de un día diferente... imagino que almuerzo en un bar pequeño... imagino que disfruto de una caminata entre farolas... imagino... y creo que será real un día esa calle de farolas e imagino también como ahora me pregunto si es posible... me preguntaré si es posible... pero allá. Y una voz casi silente me murmurará que sí.
Y sabré que es posible sacar boletos para cumplir un sueño. Y sabré que es posible navegar por todo el océano buscando razones... para cruzar una frontera en busca de explicaciones...
Y cierro los ojos... la noche sigue quieta. Yo ya estuve en otro sitio. Ya amanecí, viví y fui a dormir... pero ahora debo terminar de vivir esto, de dormir esto... y cuidar el pasaje que tengo acomodado bajo la almohada: el libro que vengo leyendo desde que tengo memoria y la hoja en la que dibujo desde que el tiempo me alcanza.
La noche es divertida... ya nadie tiene qué hacer... y aquí todo es entretenido...
Visto pijama... medias abrigadas...el cabello suelto y recién lavado, y además estoy perfumada... Veo la luz nocturna.
Yo salgo. Me voy mirando por esta ventana cómo la gente corre a perseguir las horas que se escurren desde que comienza la cena hasta que termina la salida y se convierte en entrada...
Y yo no las persigo... porque las horas se quedan conmigo cuando tengo tiempo.
martes, 29 de abril de 2008
Y eso lo hace especial
Sin mirarse si quiera eligen el sitio. Encargan su cosas. Se preparan para el eterno ritual al que los llevaron sus vidas. Entre chistes cortos y preocupaciones largas comienza la tarde.
Sus pies juegan bajo la mesa en una danza simpática de no "estorbarse". No obstante no les molesta chocarlos cada tanto, como para comprobar que sigue el otro allí.
Ella tiene los ojos delineados a penas... su pelo peinado a penas... su abrigo es apenas un abrigo...
Él tiene los ojos grandes... temblorosos como siempre... despeinado como nunca... las mejillas encendidas por el sol de una excursión que no quiso hacer.
Ella dibuja algo para que él lo vea. Ambos asienten y es seguro el acuerdo.
Él retoca un extremo del dibujo y bromea con cortar el papel luego. Pero se transforma en pañuelo tras un enojo fingido por parte de ella.
Y así pasan sus tardes... entre mermeladas y servilletas... aveces sonríen... otras no tanto... otras lloran... otras juegan a pasar el rato. Lo que todo el mundo sabe es que ellos no saben nada. Y eso lo hace especial. Por ello sus reuniones perduran. Quizás si supieran el motivo de sus encuentros... sólo quizás... podrían acabarse. O tal vez no... y hacerse eternos. Podrán desaparecer los salones con mesas y sillas... los techos en las lluvias... los pisos en la luna... pero no se detendrán esas historias de locos que se entienden en su propia locura de no entender nada.
Buenas noches... buenas noches... ¡Buenas noches!
*
*
*
*
La loma se erguía a toda velocidad...
Algunas palabras... murmullo. Traduciendo en gestos porque el agotamiento cerraba la boca.
Y así, el secreto: Pesadilla de ideas. La vuelta.
Esperanza de un nuevo día... desilución de una nueva tarde relegada al pasado.
Algo dulce... siempre corona las noches estrelladas... y pocos sabrán en qué termina... deja de girar. Todo deja de girar. Y allí se acaba. Hora de partida, hora de llegada.
Saludo tirado al aire... como un leve aleteo de palomas... se retiran al sueño... queriendo que no sea el sueño del descanso... sino el sueño de la esperanza y el deseo que no cesa.
El césped se queda quieto luego de flamear un rato. La tierra ya se halla dormida... y un lucero se enciende más fuerte, porque a partir de ese momento será recuerdo... será historia... pero pretenderá seguirlo siendo, de algún modo quiere más historia; luego de una nueva noche y un nuevo amanecer.

Aquel cabello negro... corto... bailando sobre esos hombros flacos...
Aquellas piernas largas... pero para tu corta estatura suficientes para hacerte parecer graciosa y simpática a pesar de tus rugidos de niña salvaje...
Aveces me pregunto... si tienes 5 o tienes 25... aveces presiento que eres una adulta dentro de un cuerpo pequeñito... Y te tomo de la mano y caminamos juntas jugando a hablar otros idiomas... y te ríes y recordamos juntas que aún eres tan chica que nadie puede pedirte que entiendas... ese lenguaje raro que tienen los grandes cuando dicen No.
miércoles, 16 de abril de 2008
REFLEXIÓN

martes, 15 de abril de 2008
Miedos... y batallas
Aveces los abismos son un simple engaño de algo que no es cómo parece.
Aveces pretendemos leer las mentes del resto... o mucho peor... su corazón.
Aveces intentamos acortar distancias... medir consecuencias, envasar todo en un frasco medido, pesado, armado para estar siempre listos.
Aveces nos damos cuenta de que los que no corren riesgos no ganan nada... de que los que ganan fortunas generalmente corren el riesgo de no ganar lo que buscaban... y de que los que no se arriesgan a nada corren el riesgo de morir solos...
últimamente me pregunto... si los riesgos que uno corre son realmente los necesarios... si no hemos descubierto cuáles son los que existen... si estamos realmente yendo por donde debemos ir...
y sólo algo me responde...
lunes, 14 de abril de 2008
El Acuerdo
El cenicero se cargó de colillas… el tabaco.
Los dedos recorrían la mesa con inquietud. Y pidió café. Esos cafés de mil vueltas. El azúcar de tanto marearse ya ni se quejó, se quedó a un costado.
Otro sobre fue degollado para repetir la misma historia que el anterior, saciando apenas esa avidez.
Los dedos se quedaron quietos, las palabras no. Y los pies como si nada tamborileaban… y se cruzaron una, dos, tres veces… ya.
De este lado el vaso transpiraba, la mesa estaba coronada por una aureola idéntica a cien o más… que siempre manchan la madera.
Una lapicera anotó dos líneas. Y el papel fue abollado… dos monedas, una de cincuenta y otra de veinticinco centavos.
La mirada se fijó en un punto, y mientras hablaba, no dijo nada…
El sitio se volvió cada vez más apacible, la sonrisa se quedó en el pórtico, como colgando de un llamador… se hamacó y se arrojó a la mesa -como esos acróbatas de circo que vuelan de punta a punta- fue apta en su pirueta y alguien pudo alcanzarla. Meciéndose en el aire se extinguía… contagiando un poco de eso, que todos llaman júbilo… o tal vez encanto.
Un par de servilletas se arrugaron, y otro par no…
Alguien miró hacia la mesa del costado… las manos se encontraron tras un bailoteo de vacilación… uno miró la taza, el otro no. Y la taza quedó llena y el azúcar suspiró.
Ya dejaron de mirarse para imaginar… y terminó de revolverse, acabó por detener el tiempo un segundo más… para partir.
Los zapatos hicieron crujir la madera, y la puerta de entrada se volvió de salida y casi los saluda al verlos marchar…
lunes, 7 de abril de 2008
MARTES
De repente todo lo que alguna vez estuvo rodeándote una tarde... todo lo que una vez cruzó justo en ese instante en que mirabas hacia allá, todo lo que se quedó por un momento quieto... todo lo que fue objeto o escenografía de ese día... revive y se reconstruye como una muralla que se levanta tenazmente rodeándote de nuevo.
La muchacha que pasó y miró hacia otro lado. El señor que dejó el maletín en el banco y siguió adelante. La mujer que tejía el collar de perlas de madera. La niña que tiraba del puño del saco de su madre. El quiosco abierto por las dudas alguien quiera comprar algo. La señora con el carrito de rayas y el paraguas rojo. El señor de traje que llevaba el diario bajo el brazo y le abría la puerta a la joven vestida de verde oscuro. El que barría el cordón de la vereda. El que cerraba la ventana porque ya atardecía. El que giraba el cañito del toldo del video club. El que los miró hablar horas y horas y se preguntó qué estarían debatiendo. La soda. El jugo. Las servilletas blancas. El piso rojo. La mesa de madera. La puerta de vidrio. El mozo... su risa improvisada... la mirada dura que tenías cuando escuchabas... eso.
Pareciera que lavarte el pelo hoy en esta ducha hiciera que aquel martes... jueves... mayo, abril... invierno... se reviviera como artilugio de un fugaz recuerdo. Y ahí estás de nuevo, ese golpe en el pecho, esa emoción intensa que te hizo sentir lo que alguien dijo, esa sensación dolorosa que tuviste, esa risa increíble que causaron aquellas palabras... todo se vuelve memoria inédita... y es entonces que pareciera que todo lo que fue es y no dejará de serlo cada vez que uses ese shampoo de manzana... o comas ese sandwich de tomate y queso, o sientas ese olor a pasto verde.
Añoras por un segundo tener cinco años menos, pero miras a tu alrededor y la muralla se va destiñendo... estás fantásticamente. Estás ahora, aquí, parada, sentada, acostada... pero estás. Y Así estás porque así quieres estar. Y no hay nadie. Sólo el ruido del agua de la ducha cayendo... Date de una vez por todas ese baño. Perfúmate con esa "Eau" de París y sal a conquistar la tarde... porque pasará otro par de años hasta que vuelvas a abrir el frasco por primera vez y sientas por primera vez eso que has sentido ya dos veces.
Hoy es lunes... en unos minutos ya será martes... y no sé porqué todos creen que los días están hechos sólo para ser parte de una agenda... de un calendario... cuando en realidad son nombres que les damos a un pedazo de vida que le donamos a la historia, y que probablemente no olvidemos nunca... sobretodo cuando todos los martes se llaman martes... y todos los otoños otoños... sin embargo no habrá otro día como mañana.
jueves, 3 de abril de 2008
Experiencia
Te miré. Te saludé con un gesto con la mano. Saludaste como siempre saludás... todas las mañanas... todos los días... casi todo el mes...
Ella me miró con esa mirada resignada y agradecida. La de todas las mañanas. La de cuando tengo que marchar y quiere que me quede a compartir la mesa.
Le acomodé la tira del bolso y le dije que tenía que vaciarlo, estaba muy cargado. Me miró con inocencia y dijo no puedo. Le dí una palmadita en el hombro y llegaron tres más. Todos decían mi nombre. Todos lo gritaban, parecían en poco tiempo haberse apropiado de él, y pensar que al principio ni sabían quién era.
Entre tantos perdí la noción de la hora. Arreglé la ropa de otros dos. Até el cabello a la que siempre me abraza. Besé en la mejilla a la que siempre llora por la misma razón. Miré lo que me mostraba el que siempre anda inventando cosas.
Calzé los zapatos de la que sabía ponérselos... y até los cordones de la que sabía atarlos sola. Acomodamos la ropa con la que siempre a guarda arrugada. Levantamos la mesa con la que siempre se queda sentada. Y allí estaba... mirándome desde el rincón; me hizo seña con la mano: "vení". Me acerqué. Se me colgó en un abrazo y tuve que quedarme un rato así. Así descansaba de un trabajo que jamás agota a nadie... y que todos saben hacer.
Es fácil aprender de nuevo lo que ya nos enseñaron... es simple hacer cosas que no demandan más esfuerzo que las ganas... y ahí seguís. Me saludás con un gesto y me voy con mucho dentro de mí. Me llevo un día entero en el alma. Y cuando me vaya a dormir recordaré esos gritos, esas risas, esos llamados... y recordaré sobre todo cómo me llamo... porque en mucho tiempo no habían dicho mi nombre tantas veces.
Pareció un día... y fueron sólo unas horas... allí el tiempo corre al ritmo que tiene que correr. Ni más rápido ni más lento. No se escurre sin ser aprovechado al máximo. No vuela. No pasa como un tren por nuestro lado... nos lleva en él. Por eso al volver... me alegro de que así sea, porque sé que en mi mundo todo correrá rápido para llevarme de vuelta allí. Queda algo flotando en mi pensamiento... ¿puede mi tiempo ser igual adentro y afuera? Eso quisiera.
martes, 1 de abril de 2008
Es sentarse a mirar
Y pertenecerle a lo que miras…
Es pretender con solo mirar hacerte dueño del espacio.
Y dicen las hojas de árboles secas… ¿Qué harás con nosotras si un día nos crecen alas y te llevamos a volar?
Camino… ya no hay por qué hacerlo. Fue el desencuentro que me dejó huérfano de sensaciones lógicas. Ya no sé hasta dónde llega el cielo, hasta donde la tierra… ya no sé cómo se hace para caminar sin que el cuerpo piense que quiere hacerlo.
Afortunadamente a los pulmones no hay que avisarles que tienen que seguir funcionando… ellos… lo saben.
No sé cómo avisarles a mis ojos que tienen que dormir… porque ellos no lo saben. A ellos tengo que decirles que es hora de hacerme noche, de ocultarme, de dejarme descansar para juntar fuerzas.
Y todo mi yo sigue avanzando… mi cuerpo parece ya un muerto que baila… y es una danza murguera… mis zapatos tambalean y me llevan… y yo me dejo trasladar.
¿Qué hace falta para que mi desmayo se vuelva una realidad? Ando como hipnotizado… y todo esto porque no supe decirte que no. Porque no supe decirte que sí cuando era el momento. Porque nunca aprendí a adelantarme a tus decisiones… y siempre viví de lo que quedaba de esa vida loca que tenías…
Ibas y venías… como voy y vengo ahora yo. Pero yo no… yo corría detrás de ti, te apresaba en un bar y charlábamos las horas… esas horas que pasábamos sólo conversando de todo.
Y seguías corriendo tras de no sé qué cosa… y volvía a arremeter… tomaba ventaja y te apresaba en una esquina y tomábamos café… y así pasaba el tiempo…
Hoy fui, toqué la puerta y no estabas… un cartel: “me mudé al continente que añoraba…”
Y ya sé dónde termina todo… ya sé adónde fueron tu equipaje de recuerdos y esa forma de caminar como bailando un lento… ya sé dónde estás sentada ahora. Ya sé dónde están sentados todos aquellos otros… seguro junto a ti. Y te miran sonrientes… yo jugando a conquistarte… tú recordando a los hijos que dejaste. Y me parece bien. Me parece justo… pero si un día enviudas… no te olvides de avisarme… que colgaré un cartel en mi puerta y dirá: “fui detrás de una locura con dos hijos, a charlar las horas…”
sábado, 29 de marzo de 2008
Antártida Antes-




jueves, 27 de marzo de 2008
Amanece... - (Para quien quiera tarde de verano todo el año)

Amanece... el sol muy alto comienza a desperezarse... y yo aquí abajo pienso en cómo bajarme de la cama para pisar con el pie que convenga...
Día a día la televisión es una visión obsesiva de un mundo que decae...
Hay miradas de pequeños, y de grandes... Todos muy juntos cruzando las calles... Hay manos de niño y manos de viejo... abuelos y jóvenes que quieren seguir trabajando... Hay pies que se mueven en un impass que no deja lugar a dudas... muy poco puede cambiar.
Amanece Buenos Aires... Amanece Salta... Usuahia... México, Europa... amanece en Australia... amanece en Italia... y se empiezan a desperezar... bostezando todos a coro... en un coro que va mutando en eco... que con el paso de las horas de huso horario a huso horario va tejiéndose una larga frase de comienzo...
Pero todo seguirá igual...
Nacen niños, mueren viejos... el problema es que algunos padres entierran hijos... y eso dice No.
El problema es que muchos sueñan con dormir y el cañón los despierta... en pleno sueño de descanso...
Es un mundo... un gran mundo... donde caben mis pies y tus pensamientos en un mismo sitio... tenemos una tierra... tenemos poco para entender qué es de nuestra vida en tremendo lugar... Quizás sólo sea una porción de batallas que quieran transformar el trigo en pan... lo triste en risa... lo lento en nuevo... lo raro en lógico... lo lógico en lo normal...
Quizás sea sólo eso... algo que quiere ser... y no lo quieren dejar.
Una tarde de verano que no quiere retornar...